La
educación le ofrece al ser humano, dirección si clarifica su poder-ser como
un futuro deseado.
Las
reformas educativas sin un sustento antropológico vinculado al tiempo personal
y colectivo y sin fines últimos, mediatos e inmediatos trae consigo frustración
de esfuerzos y recursos, engaño, simulación y pérdida de tiempo.
La
concepción educativa en un paradigma moderno y que sigue actuando con los una
visión rectilínea causa-efecto. La forma de actuar reactivamente
manifiesta que los procesos de decisión se enmarcan en paradigmas de “orden y
respeto” preestablecido y no han entrado en los paradigmas de la ciencia
moderna.
Vulgarmente
diría “después del niño ahogado, tapamos
el pozo”, como ejemplo; la puesta en marcha del Acuerdo Nacional para la
Salud Alimentaria en la cual el Presidente de la República, instruye al
Secretario de Educación Pública, a utilizar todos los instrumentos legales a su
alcance para impulsar una mejor nutrición en los centros escolares del país, ya
que México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil con alrededor de
4.5 millones de niños entre cinco y once años con sobrepeso.[1]
¿Cuál educación?
La
postura que se presenta, tiene como tesis principal: la educación es un
sistema de evolución constante.
Tipos
de sistemas:
a) Sistemas
no evolutivos, cerrados, fijos: se consideran “mecánicos” y sin razonamiento--,
son conservativos y jamás darán lugar a atractores.
b) Los
sistemas disipativos: tienen una forma noble de energía que, al “degradarse”,
producen fuerzas aleatorias. No puede establecerse por causa-efecto, son
“sistemas de curvas” que parecen combinarse extrañamente.
La
tesis que se presenta sostiene que la educación debe ser conceptualizada como
un sistema disipativo en el que sólo la claridad de sus fines lo hace
funcionar.
Solo
si el sistema educativo y otros agentes educativos interactúan, los
fines pueden ser alcanzados, para cada individuo y para la colectividad: el
desarrollo armónico del ser humano.
Por
el contrario, cuando la educación se identifica como un sistema mecánico
(estático, idéntico para todos); y se empeñan acciones directas (lineales) en
búsqueda de resultados educativos o sociales inmediatos, nos estamos
auto-engañando por que jamás llegarán a llenar los postulados y fines
educativos que nos plantea nuestra Constitución.
¿Basta escolarizar?
Confundir escolarización con educación resulta
práctico, eficaz, fácil de controlar y hasta de “certificar”, tal actitud,
resulta hoy día fraudulento, engañoso y hasta mentiroso. Porque existe una
carencia de visión prospectiva histórica formulada participativamente, por cada
colectividad humana, en cada municipio, en cada estado.
Según nuestra Constitución Política, la educación como garantía de todos
los mexicanos está referida al ser-humano concreto enmarcado en la democracia
de manera que interactúen en su realización los diversos ámbitos de un “sistema
de vida”:
a) El ámbito económico se vincula con lo productivo del ser-humano.
b) El ámbito social se vincula con los valores de equidad y convivencia
c) El ámbito cultural se enraíza en la Historia.
Hay
que señalar que en nuestra Constitución, la educación por la que se propugna
está encaminada al desarrollo real de la soberanía del Pueblo: a un soberano se
le respeta como tal, pero el soberano debe aprender a ser, a reconocerse como,
a actuar y pensar como soberano y jamás como súbdito o esclavo.
Implicaciones para una educación así concebida:
La educación demanda un proceso de
humanización que se haga manifiesto en el quehacer humano, en la generación de
procesos de producción: quien no produce nada (ni pensamiento, ni saberes, ni
bienes, ni servicios… está históricamente muerto)
¿Qué está pasando con la educación en México si 22
millones de jóvenes en América Latina y el Caribe no estudian ni trabajan[2]?
Estamos hablando de millones de jóvenes históricamente muertos que no están
generando un futuro.
Educarse, es asumir la responsabilidad del desarrollo en el que
los procesos productivos se deben asumir en un sistema complejo y enmarcarse
en aquellos procesos humanos transformadores que denominamos educación.
El ser-humano y la humanización de su mundo son prioritarios en
los procesos educativos.
El
ser humano se construye en sociedad y en su construcción afecta a la sociedad,
en el presente y para el futuro. El ser humano también se autoconstruye como
sociedad.
La educación se promueve: introduciendo todos los elementos que tienen
capacidad de transformación en una visión sistémica compleja no lineal y
relativizándolos en ella.
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